sábado, 16 de julio de 2011

LA INOCENCIA PERDIDA. Capítulo 1

Eran las cuatro de la mañana cuando el teléfono empezó a sonar en el salón, me levante de la cama y a ciegas, entre la oscuridad, fui lo mas rápido posible para no despertar a nadie.
-         ¿Si? – contesté nada mas descolgar el auricular.
-         Hola ¿esta Julia? – contesto una voz de mujer al otro lado.
-         Si, soy yo. ¿Quién es?
-         Julia, soy tu tía Blanca.
-         Ah hola – a esa hora solo podían ser noticias malas - ¿le ha pasado algo a la abuela? – pregunte preocupada.
-         No, la abuela esta como un roble. Es – su voz se apagó – es tu padre.
-         Francisco, ¿qué ha hecho esta vez?
-         Julia, él se ha – su voz se resquebrajo y empezó a llorar – ha tenido un accidente con el coche.
-         ¿Cómo esta? – pregunte aun sabiendo la respuesta.
-         Se ha matado, ha muerto en el acto.
-         ¿Ha matado a alguien mas? – pregunte tajantemente.
-         No, se ha matado él solo, veo que no te interesa mucho él.
-         ¿Ahora me debería interesar? No le he interesado yo lo mas mínimo en toda mi vida, no esperes que me importe mucho. ¿Quieres algo mas, Blanca?
-         Si, llamo para decirte que lo enterraremos pasado mañana, por si quiere venir. A tu abuela le haría mucha ilusión verte, esta destrozada.
-         No se que haré, dime una cosa ¿la ha duplicada, triplicado o cuanto?
-         ¿El que?
-         La tasa de alcoholemia ¿cuánto ha dado?
-         La ha triplicado.
-         Vale, era todo lo que necesitaba saber.

Colgué el teléfono y vi ,en las tinieblas, la silueta de Urko entrando por la puerta, se sentó a mi lado en el sofá y apoyó su brazo protector sobre mis hombros.
-         ¿Qué ha pasado?
-         Era mi tía Blanca, mi padre ha muerto.
-         ¿Cómo estas cielo?
-         No lo se, ¿cómo se supone que tengo que estar? Llevo años haciéndome a la idea de que cuando esto pasara no iba a afectar a mi vida, pensaba que simplemente se iba a reducir a una llamada de teléfono y que después todos seguiríamos con nuestra vida. Pero ha llegado el momento y no se si llorar, reír no procede o si simplemente debería levantarme del sofá y volver a dormir. ¿qué hago? ¿vuelvo al pueblo? Vuelvo como si nada hubiese pasado finjo un rato y me vuelvo a mi casa o voy planto cara a mi pasado y reabro heridas que creía cerradas.
-         Yo no soy quien para dirigir tu vida, pero no estaría de mas que volvieses a ir, tienes demasiado asuntos pendientes en el pueblo como para obviarlos durante toda tu vida. No puedes fingir que todo aquello no existe, llegara un momento, o ya ha llegado, en el que tu pasado vuelve a ti.
-         No lo se, no se que hacer – me abracé las piernas.
-         Ahora lo que tenemos que hacer es irnos a dormir y mañana descansados pensamos en todo esto.

Urko se levanto del sofá, me cogió de la mano y me guió hasta el dormitorio, me tumbe en la cama, pero lo único que conseguí fue pegarme toda la noche dando vueltas, en cuanto el reloj marcó las ocho me levante y me fui a la cocina, me prepare un café y me senté en el taburete. No podía dejar de pensar en la llamada de la noche anterior y por consiguiente no tenia ni idea de que tenia que hacer. Por un lado debería volver al pueblo, tenía muchas cosas que arreglar allí y no me iría mal ver a la familia, además si las cosas iban mal siempre podía volver a desaparecer pero, por otro lado, tenía miedo a que los recibimientos no fuesen como me esperaba. Llevaba unos veinte minutos en la cocina pensando cuando Rafa apareció descalzo y con el pelo enmarañado.
-         No puedo dormir mas mama – dijo aun con las legañas pegadas a los ojos.
-         Buenos días cielo – lo cogí en brazos, le di un beso y lo senté en la encimera - ¿quieres desayunar?
-         Si.

Le prepare un tazón de leche y saque el paquete de galletas de chocolate que puse encima de la mesa, Rafa bajo de la encima y se sentó en otro de los taburetes, yo me volví a sentar en el mío.
-         ¿Cómo has dormido cielo?
-         Bien, pero hace mucho calor.
-         Ya lo se cielo. Escucha cariño mama igual se tiene que ir de viaje, ¿querrás quedarte en casa con Urko o prefieres ir a casa de la abuela Raquel?
-         Me quedo en casa con Urko, ¿dónde tienes que ir? – dijo tras engullir una galleta.
-         A un viaje de trabajo enano, pero volveré muy pronto ¿vale? – la decisión ya estaba tomada, volvería al pueblo.

Cuando Rafa terminó de desayunar metí los cacharros en la fregadera y los dos nos fuimos al salón, le puse los dibujos y yo cogí el teléfono y marque el número de mi madre.
-         Hola Juli ¿cómo estas? – preguntó al descolgar.
-         Bien mama, espero no haberte despertado.
-         No, llevo ya un rato levantada. ¿cómo esta Rafa?
-         Bien, esta viendo los dibujos. Tengo que hablar contigo mama.
-         ¿Qué pasa? – preguntó intrigada.
-         Anoche me llamo la tía Blanca, estaba llorando, Francisco a ha tenido un accidente con el coche y – trague saliva – se ha matado – dije esto ultimo susurrando a la espera de que Rafa no me oyese.
-         ¿Cómo estas cielo?
-         Pues no lo se, no se como tendría que estar la verdad. ¿tu? ¿cómo te ha sentado la noticia?
-         Pues después de tanto tiempo siento indiferencia, pero lo siento por la familia, no es plato de buen gusto para nadie.
-         Ya, el tema es que la tía me dijo que el entierro es mañana y creo que debería ir, además no me vendrá mal volver a ver a la gente y hablar con algunas personas. No se que hacer, ¿tu vendrías?
-         Pues no lo se Juli, yo no te voy a decir que hagas una cosa o la otra, haz lo que te quieras, lo que sientas y lo que te apetezca. Yo de momento, y mucho tendrían que cambiar las cosas, no pienso aparecer por allí.
-         Ya me imaginaba que no vendrías pero quería pedirte consejo con lo mío.
-         Si sientes que es lo que tienes que hacer ve, cielo. Si una vez que estas allí ves que la cosa no va bien y que no puedes estar allí vuelves aquí y sigues con tu vida. De todos modos, ¿cómo ha dado tu tía Blanca contigo? ¿tenía tu teléfono?
-         ¿Mi teléfono? Es verdad, yo no se lo he dado a nadie que tenga relación con la tía, no tengo la mas mínima idea de cómo lo ha conseguido pero ya me enterare. Bueno pues como voy a ir tengo que llamar a Xavi para que se haga cargo de los restaurantes el solo y Rafa me ha dicho que se quiere quedar en casa con Urko, así que échales un ojo de vez en cuando que no me fío de estos dos solos aquí.
-         Si vas al pueblo no te preocupes por nada, que aquí vamos a estar todos muy bien.
-         Ya lo se, la que no se si va a estar tan bien soy yo. Bueno te dejo que voy a hacer la maleta y como le de mas vueltas me echare atrás.
-         Vale cielo, ya hablaremos y me iras contando.
-         Adiós mama, te quiero – colgué el teléfono y mire a Rafa – cielo yo me voy a duchar, te quedas viendo los dibus tranquilo ¿vale?.
-         Si mama.

Salí del salón y recorrí el pasillo hasta el baño, deje el pijama en la encimera del baño y me metí en la ducha, puse el agua templada, me relaje unos diez minutos y salí de la ducha con la toalla enroscada en el cuerpo. Me metí en la habitación, Urko no estaba en la cama pero, de fondo, lo oí hablar con Rafa en el salón.
Me puse los vaqueros cortos y una camiseta de tirantes y me fui con ellos. Entre en el salón y le di un beso a Urko.
-         ¿Llevas mucho rato despierta?
-         No he pegado ojo en toda la noche. Cariño me voy a ir al pueblo, lo he pensado bien y voy a ir,
-         Me parece muy bien, haz lo que tu creas que tienes que hacer.
-         Termino de hacer la maleta en unos minutos y me voy. Rafa se quiere quedar aquí contigo ¿lo cuidas tu o lo llevas a casa de mi madre?
-         No, yo me quedo aquí con el, además esta semana no trabajo así que me quedo con el, no te preocupes.
-         Bueno, de todos modos si os pasa algo llama a mi madre que ya le he dicho que este atenta.
-         Julia, fíate de mi, que vamos a estar bien.
-         Muchas gracias – le bese y me fui a la habitación a hacer la maleta.

Baje la maleta del armario y metí un montón de ropa apretujada, ahora no tenía ganas de hacer la maleta, metí el cargador del móvil, la plancha del pelo y algún libro y una vez en el baño me hice el neceser. Unos minutos después ya tenia la maleta hecha, a rastras la lleve hasta el salón.
-         ¿Ya te vas mama? – me pregunto Rafa sentado aun en la alfombra.
-         Si cariño, me voy ya, tu te quedas con Urko, hazle caso en todo lo que te diga y si pasa algo me llamas al móvil a mi o llamas a la abuela ¿vale?
-         Si – se levanto del suelo y vino corriendo hacia mi, lo cogí en brazos y lo abracé.
-         Te voy a echar de menos – dije besándole la frente.
-         Te quiero mama.
-         Bueno, si te vas es mejor que salgas ya – dijo Urko cogiendo la maleta.

Los tres salimos a la calle y Urko metió la maleta en el coche, mientras yo me despedía de Rafa, me dio las llaves y un beso.
-         Te vamos a echar de menos – me dijo cogiendo a Rafa en brazos – ven, grandullón.
-         Te quiero, cuida de Rafa – dije besándole – y tu enano cuida de Urko – dije dándole un beso en la mejilla.
-         No te preocupes cielo, estaremos bien.

Yo me monte en el coche, me despedí y arranqué, apenas llevaba unos metros cuando mire por el retrovisor. Ellos seguían allí, de pie, en la acera despidiéndose.

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