martes, 19 de julio de 2011

LA INOCENCIA PERDIDA. Capítulo 2

Llevaba una hora de camino y marque, desde el móvil, el número de Xavi que apenas tardo en contestar.
-         Hola preciosa.
-         Hola cariño ¿cómo estas?
-         Pues muy bien pero ¿a que se debe tu llamada?
-         Necesito que me hagas un favor muy grande, estoy yendo al pueblo.
-         ¿Al pueblo?
-         Si, te resumo: anoche me llamo mi tía para decirme que Francisco había tenido un accidente con el coche y que se ha muerto así que mañana es el entierro y no se por que pero he decidido ir.
-         Vale, me parece bien ¿cuál es el favor?
-         No se cuantos días voy a estar fuera pero ¿podrás encargarte tu solo de los restaurantes?
-         Si claro, no me importa. De todos modos vete llamándome para ver como están las cosas por ahí.
-         Miedo me da como están las cosas.
-         ¿Cuánto te queda para llegar?
-         Pues un poco mas de hora y media. He dejado a Rafa con Urko que me dan un miedo los dos solos.
-         Diles que si necesitan algo que me llamen.
-         No te preocupes cielo si ya esta mi madre pero aun así igual cuando llegue me han destartalado la casa.
-         Bueno de todos modos Urko tiene mi número yo creo que se le ocurriría llamarme si les pasa algo.
-         Si tranquilo, bueno te dejo que me despistas para conducir – le dije entre risas.
-         Vale pues, adiós cariño. Mucha suerte en casa.
-         Gracias. Adiós.

Colgué el teléfono y seguí atenta a la carretera, la radio estaba a todo volumen y mi cabeza no paraba de dar vueltas a cerca del recibimiento que iba a tener.
Una hora y tres cuartos después me planté en la rotonda que daba lugar al pueblo, aquello seguía igual, cogí la tercera salida y baje la cuesta, gire a la derecha y me metí en la segunda calle, ante mi se alzaba aquella casa blanca, la que una vez había sido mi casa. Aparqué en la puerta, salí del coche y cogí la maleta. Empuje la puerta negra de la verja, que chirrió de manera estridente y entré en el jardín, apenas había cambiado pero se notaba el paso del tiempo, los árboles habían perdido su color y majestuosidad y la mayoría de flores se habían puesto pochas. Anduve hasta la puerta de la casa y levante la piedra de la pared, me lo imaginaba, la llave siempre estaba allí, la cogí y con mas miedo que alma entre en casa, deje la maleta al lado de la puerta y la cerré. Entré en el salón, las persianas estaban levantadas por lo que entraba una luz cegadora. Esa estancia apenas había cambiado, el mueble de la tele seguía siendo el mismo, los sofás también, me acerque a la mesa de madera que usábamos para comer con la familia y pase la mano por encima, no estaba barnizada así que las muescas que causaban mis zapatos cuando de pequeña me subía bailar allí seguían intactas. Lo único que había cambiado en el salón era la tele y que las fotos y recuerdos que antes poblaban todas las estanterías habían desaparecido, me sentía una extraña en mi propia casa.
Subí las escaleras a la planta de arriba y me pare en la puerta que llevaba años deseando volver a abrir, mi cuarto. Abrí aquella puerta blanca y me quede quieta en la puerta echando una mirada dentro, todo seguía igual, exactamente igual que la noche en la que me fui. Todas las fotos de la pared seguían allí, el escritorio estaba lleno de papeles del instituto, la cama desecha y las puertas del armario abiertas de par en par. El reloj marcaba las dos de la tarde, así que salí de casa y de memoria fui hacia el colegio, unos 500 metros antes de llegar había una casa rosa, empuje la puerta esperando que, como siempre, estuviese abierta. Suspire y entre, desde la cocina llegaban varias voces, así que despacio en intentando no hacer mucho ruido recorrí el oscuro pasillo, llegué a la última puerta y entre. Estaban mi tía Blanca, mi tía Adela y mi tío Ismael, mi tío Juan José y su mujer Isabel, mis primos Samuel, Nico y Raúl y, como no, mi abuela María y mi abuelo Alberto. Todos se quedaron mirándome.
-         Hola, ¿quién eres? – dijo mi abuelo Alberto levantándose el primero.
-         Hola abuelo.

Todos se quedaron callados, se miraban entre ellos y luego me miraban a mi.
-         ¿Julia? – mi abuela se levanto - ¿eres tu cariño?
-         Si, abuela soy yo – dije acercándome.

Ella me puso una mano en la mejilla y me abrazó, mi abuelo se unió. Las lágrimas le caían por las mejillas, era la primera vez que veía llorar a mi abuelo.
-         ¿Cómo estas cariño mío? – me pregunto mi abuelo.
-         Muy bien abuelo, estoy muy bien. Tu veo que estas como siempre.
-         Se hace lo que se puede- se limpió las lágrimas discretamente.

Uno a uno todos se fueron levantando de la mesa para saludarme, algunos mas efusivamente que otros. Mi primo Samuel me puso un plato en la mesa, a su lado, y me senté a comer con ellos. Nadie se atrevía a hablar hasta que mi primo Nico rompió el hielo.
-         Bueno prima, cuéntanos como te va la vida.
-         Pues bien, la verdad que muy bien. Estoy viviendo lejos de aquí, con mi pareja Urko, tengo dos restaurantes en la ciudad con un socio. Y – vacilé antes de contarles esto – un hijo de seis años que se llama Rafa.
-         ¿Tienes un hijo? – preguntó mi abuela sorprendida.
-         Si, así que ya sois bisabuelos.
-         ¿Cómo es el peque? – me preguntó mi primo Samuel.
-         Pues igual que eras tu de pequeño, rubio con los ojos azules y un bicho de mucho cuidado.
-         Pero ¿te has casado? – preguntó mi abuelo.
-         No, vivo con mi pareja pero no estamos casados – sabía cual era la siguiente pregunta.
-         ¿El niño es suyo? – me preguntó mi tío Juan José.
-         No, el niño no es suyo, pero vamos que como si lo fuera. Porque el padre de Rafa no sabe nada.
-         ¿Dónde estas durmiendo? – me preguntó mi tía Blanca.
-         Pues he dejado la maleta en casa de Francisco, así que si no tenéis nadie inconveniente me quedo allí.
-         No, tu no te quedas allí, tu te vienes aquí a dormir – dijo mi abuela.
-         No abuela que no quiero molestar.
-         ¿Molestar? Vuestra habitación – dijo mirándonos a Samuel y a mi, que dormíamos juntos de pequeños – esta preparada, así que luego vas a casa a por las maletas y te vienes. Que no quiero que duermas tu sola allí.
-         Ya veremos abuela, que quiero buscar varias cosas por casa.
-         Cariño no hay testamento y tu eres la única hija, así que todo es para ti. Así que esa casa ahora es tuya.
-         Yo no he venido a por la herencia.
-         Ya lo sabemos princesa pero te lo teníamos que decir – me dijo mi tía Adela.
-         Lo se, pero quiero que os quede claro que no vengo por eso. Me llamo la tía Blanca para avisarme y algo en mi interior, que no sabría explicaros, me dijo que tenia que venir, tengo muchas cuentas pendientes aquí y desde luego las voy a saldar.

Terminamos de comer y Samuel, Nico, Raúl y yo salimos al patio de casa a fumarnos un cigarro.
-         Bueno ¿cómo estáis vosotros? Que no me habéis contado nada y os e echado mucho de menos.
-         Pues mi vida no ha cambiado tan radicalmente – dijo Samuel riéndose – llevo tres años con una chica y de momento nos va muy bien. Estoy trabajando en la empresa de mi padre, y del pueblo no salgo mucho la verdad.
-         ¿Y quien es la chica? – le pregunte.
-         Pues se llama Samara, tiene 28 años y es azafata.
-         ¿Y vosotros que?
-         Yo estoy soltero, y menos mal, estoy currando de camarero en la ciudad y la vida me va bien – me contó Raúl – me he comprado un piso aquí y en cuatro meses me lo dan.
-         ¿Nico? – le pregunte.
-         Estoy con una chica que se llama Victoria, termine la carrera de Derecho y ahora estoy haciendo empresariales y no me puedo quejar, la vida me va bien.

Terminamos el cigarro y Raúl y Nico entraron en casa, pero Samuel y yo nos quedamos en el patio. Samuel era el primo mayor y siempre habíamos sido uña y carne, no había día que no nos viéramos y, sin duda, era al que mas había echado de menos desde que me fui.
-         Tienes que contarme muchas cosas enana.
-         Lo se, creo que eres el único al que le debo una explicación de todo esto.
-         No Juli, no me debes nada y mucho menos explicaciones pero quiero hablar contigo de todo, necesito que me cuentes muchas cosas. ¿sabes? Llevo siete años esperando que algún día te armases de valor y, de repente, entraras por la puerta de casa. Llevo siete años queriendo volver a verte, saber de ti, me hubiese bastado hablar contigo por teléfono, saber que estabas bien. He vivido una puta incertidumbre no podía saber si estabas bien o mal, donde estabas.
-         Lo siento primo, pero si rompía con esto tenia que romper con todo. Lo he pasado muy mal, al principio no hubo noche que no llorase, pensaba en ti, en los primos y en los abuelos y se me caía el mundo encima, pero aun con todo eso me merecía la pena el marcharme de aquí.
-         Si lo se Julia, cuando os fuisteis yo ya era mayorcito y lo que hicisteis se veía venir de lejos. Sinceramente, me alegre y con los cojones que tienes me extraño que no lo hicieras antes. ¿Cómo está tu madre?
-         Bien, muy bien. Le he dicho que venía pero ella de momento no quiero volver aquí.
-         Lo entiendo. ¿Quieres que vayamos a tomar un café y me cuentas?
-         Si, necesito hablar con alguien de todo esto.

Entramos en casa a avisar de que nos íbamos y salimos a la calle, bajamos hasta la plaza y nos sentamos en la terraza del Olmo.
-         Veo que sigues viniendo aquí.
-         No se puede hacer otra cosa, sabes que soy de costumbres fijas.
-         Ya lo se ya – los dos reímos.

Un camarero alto y moreno salió a tomarnos nota. Su cara me era familiar, pero como no lo iba a ser aquello no era muy grande.
-         Jesús yo quiero un café solo con hielo.
-         Muy bien Samuel. ¿Y tu acompañante?
-         Yo un cortado con hielo.
-         Marchando.
-         ¿Es Jesús, el del Marcelo? – le pregunte a mi primo cuando ya se había ido.
-         Si, lo has reconocido pues.
-         Si, me ha costado pero cuando has dicho su nombre he caído – sonreí irónica – pero veo que él a mi no.
-         Julia cuando tu te fuiste de aquí el tenia 11 años, era muy chico.
-         Lo se, es que pienso que esto no ha cambiado que todo sigue igual que cuando me fui, que la gente va a seguir triste por mi marcha. Y si el tiempo ha pasado para mi también ha pasado para vosotros.
-         Pues si Julia, aquí también ha pasado el tiempo.

Jesús volvió con los dos cafés, los dejo en la mesa y volvió a entrar en el bar.
-         Bueno cuéntame todo Juli, luego te daré yo el parte de lo que ha pasado aquí.
-         Pues tío no podía aguantar mas esto, no soportaba ver a Francisco jodiendose la vida día tras día, y jodiendonosla a nosotras. Lo intente todo Samuel, estábamos desesperadas, lo llevamos a clínicas de desintoxicación sin que nadie os enteraseis, le quitamos el dinero pero seguía bebiendo, probamos de todo y no hubo manera de que lo dejara, llevaba mucho años haciéndolo y yo llevaba muchos años intentando que la cosa mejorara pero no pude, fracase. Hasta que una noche que apenas se tenía en pie llego a casa y le dio una hostia a mi madre – me quede callada – ese ruido lo sigo oyendo todos los días, oigo esa bofetada como si me la diesen a mi. Bueno, pego a mi madre y yo al oír el ruido me levante de la cama, fui a la habitación y lo enganche del cuello, él se volvió y me partió la boca de un bofetón. Metí a mi madre en el baño y yo baje, como pude, a por un cuchillo. Subí las escaleras y entonces, cuando me vio así, se acojono ¿sabes? Entonces no tuvo valor de enfrentarse a mi ni de darme un bofetón. Él se metió en la cama despotricando y entonces cogí a mi madre, metimos cuatro cosas en una bolsa de viaje y nos fuimos. No me arrepiento de lo que hice, es mas me pena no haberlo hecho antes, no haber tenido el suficiente valor de dejarlo hay tirado y habernos ido. Bueno, salimos de casa, llamé a Lucas y nos llevó a la estación, cogimos el primer autobús y nos fuimos de aquí, me fui lo mas rápido que pude en esos momentos no pensaba en otra salida. Ahora con el tiempo puede que hubiese hecho otra cosa, pero entonces Samuel tenia 18 años y yo lo que tenia que hacer era salir con mis amigas y disfrutar, no encargarme de un padre alcohólico y de una madre acojonada por él.
-         Yo no te echo nada en cara, es más te admiro por lo que hiciste. ¿Lucas sabía todo?
-         Si, era el único que supo todo aquello. Bueno que lo sabía de mi boca porque aquello era un secreto a voces.
-         Julia, todos sabíamos que pasaba algo y que a Paco le gustaba el morapio pero todos hicimos oídos sordos y luego nos arrepentimos y nos preguntábamos que había pasado. Y yo fui el primero en no ayudarte.
-         Samuel es que tampoco te correspondía a ti hacerlo, el único que podía ayudarse y ayudarnos era Francisco y desprecio todos nuestros intentos.
-         Bueno con Lucas ¿mantienes el contacto?
-         Nos llevó a la estación y luego me vino a ver una vez y la cosa terminó, al principio se lo eche en cara pero poco a poco lo he ido entendiendo, él era el que se quedaba aquí y todos sabemos como es esto, en cuanto pueden te crujen.
-         ¿Dónde os llevo aquel autobús?
-         Pues primero fuimos a Málaga, estuvimos allí dos años en casa de unos primos de mi madre y luego en un piso y cuando ya perdimos el miedo de que Francisco nos buscase y nos encontrase nos acercamos aquí y nos fuimos a vivir a Bilbao y allí seguimos viviendo. Hemos empezado una vida de nuevo.
-         Aquí todos lo pasamos muy mal Juli, como te he dicho antes a la cara nos preguntábamos que podía haber pasado para que os fueseis pero todos los sabíamos y nadie os lo reprochó. Pero los abuelos no soportaron que te fueras,
-         El abuelo lleva siete años yendo al huerto al punto de la mañana, vuelve a la hora de comer y se va hasta la hora de cenar, hoy es el primer día desde que te fuiste que lo he visto volver a sonreír – yo empecé a llorar – la abuela se levantaba y hacía las galletas que tanto te gustaban, se sentaba en el sofá mirando todo el rato la puerta y lloraba, y por la noche tiraba las galletas que no habías venido a comer y se iba a la cama a dormir. El Raúl, el Nico y yo hablábamos muy a menudo de esto y nos acordábamos de ti, mas de una vez dijimos hoy cogemos el coche y la vamos a buscar ¿pero donde íbamos? Así que seguíamos con nuestra vida. Juli si te cuento esto no es para que llores es para que veas que aquí todo el mundo te a echado de menos.
      -    Samuel si ya lo se, o vamos esperaba, que me echaseis de menos.

domingo, 17 de julio de 2011

FRASES CÉLEBRES

1) YO SOLO ME FIJO EN COSAS IMPORTANTES, COÑO UNA MOSCA

2) TENGO MIEDO DE MENTIR Y QUE ME NOMBREN PRESIDENTA DEL GOBIERNO

3) TIENES MENOS ARTE QUE ROBOCOP BAILANDO FLAMENCO

4) ERES MAS SALAA QUE EL CHICHI DE LA SIRENITA

5) MENUDO VERANO MAS OCUPADO EN CONVERTIR OXIGENO EN DIOXIDO DE CARBONO

6) A MI NO ME VA A DAR UN GOLPE DE CALOR ME VA A DAR UNA HOSTIA CON TODAS LAS LETRAS

7) ROLLO, NO SE SABES? PERO NO EN PLAN TAL, SINO TIPO YO QUE SE

8)ERAMOS MUCHOS MUCHOS MAS QUE MUCHISIMOS Y MUCHISIMOS MAS QUE MAS

9)YO LO QUE MAS ODIO ES QUE UN VELOCIRRAPTOR ENTRE EN MI HABITACIÓN POR LA VENTANA Y SE COMA MIS DEBERES

10)GRACIAS A DIOS QUE SOY ATEO

11)SEÑOR DAME PACIENCIA PORQUE COMO ME DES FUERZAS LE DOY UNA HOSTIA QUE LO MATO

12)TE VOY A DAR TAL COLLEJA QUE SE TE VAN A QUEDAR LAS OREJAS TEMBLANDO

13) GRACIAS HUMEDAD, SIEMPRE QUISE PARECER EL REY LEÓN

14)DE PEQUEÑO ME OBLIGABAN A DORMIR, AHORA ME SACAN DE LA CAMA

15)NUNCA SE LO QUE TENGO HASTA QUE ARREGLO LA HABITACIÓN

16)DEBERIA ESTUDIAR ¡OH! UNA PELUSILLA

17)ESTO NO ME LO ESTUDIO QUE SEGURO QUE NO ENTRA ¡ZASCAAAA!

18)LA PEREZA ES LA MADRE DE TODOS LOS VICIOS Y COMO A LAS MADRES HAY QUE RESPETARLAS PUES...

19)SALGO DE CASA COMO NAOMI CAMPBELL Y ENTRO COMO AMY WINEHOUSE

20)ESTA NOCHE SALGO DE TRANQUIS Y HE VUELTO A CASA A LAS OCHO DE LA MAÑANA BEBIENDOME EL AGUA DE LOS FLOREROS

21)LIGO LUEGO EXISTO, NO LIGO LUEGO INSISTO

22)SI EL ALCOHOL DESINFECTA Y EL REFRESCO REFRESCA A MI LO QUE ME SUBE ES EL HIELO

23)CUANTO GILIPOLLAS SALVAJE PARA TAN POCAS POKEBALLS

24)CON TANTAS HORAS DE INTERNET ME TIENEN QUE CONVALIDAR EL GRADO DE INFORMÁTICA

25)¿VIRGEN ESA? POR FAVOR SI SE TIENE QUE SUJETAR LOS TAMPAX CON CELO

26)A MI EN EXAMENES ME PILLA EL TORO, LA VACA Y EL ARCA DE NOE AL COMPLETO

27)LAS GANAS QUE TENGO DE ESTUDIAR Y LO BIEN QUE ME LAS GUARDO OYE

28)NO TOQUES...¿POR QUÉ TOCAS?

29)SOY TAN GLAMUROSA QUE SUDO PURPURINA

30)SOY TAN IMPORTANTE QUE LAS PUERTAS DE LOS CENTROS COMERCIALES SE ABREN SOLAS

31)NO SOY COTILLA, SOLO ME INFORMO BIEN DE LAS COSAS

32)HAY QUE CONSIDERAR LA RESACA ENFERMEDAD LABORAL

33)IBA PARA MONO PERO EL POBRE SE QUEDO EN HUMANO

34)TENGO A LA DUCHA IMPRESIONADA CON MIS DOTES MUSICALES, SALGO Y ME PIDE OTRA

35)NO SE SI CORTARME LAS VENAS O DEJARMELAS LARGAS

36)SE ESTA RIFANDO UNA HOSTIA Y TU TIENES TODOS LOS BOLETOS

37) EL OTRO DÍA MI MADRE ME DIJO QUE BEBIERA AL MÁXIMO CADA INSTANTE ... O A LO MEJOR ME DIJO VIVIERA. BUENO AHORA NO LO SE PORQUE ME ACABO DE TOMAR DIEZ CUBATAS

38)A VECES CONOCES GENTE Y TE PREGUNTAS ¿DE VERDAD ESE FUE EL ESPERMATOZOIDE MAS RAPIDO?

EL ALBÚM DE FOTOS

EL HÁBITO NO HACE AL HOMBRE

VUELA COMO UNA MARIPOSA, PICA COMO UNA AVISPA


ANTES INTENTÁBAMOS CAMBIAR EL MUNDO, AHORA SOLO INTENTO QUE EL MUNDO NO ME CAMBIA A MI



NO HAY DOS OPORTUNIDADES PARA CAUSAR UNA PRIMERA IMPRESIÓN


PODRÁN CON NOSOTROS PERO NO CON NUESTRA LIBERTAD

MI MÚSICA

PAPA CUENTAME OTRA VEZ (ISMAEL SERRANO)



EL DIARIO NO HABLABA DE TI (MARIA JIMENEZ Y ESTOPA)




MANUELA CANTA SAETAS (MAREA)



STANDBY (EXTREMODURO)


MAITE ZAITUT (MAGO DE OZ)


CAJÓN DE PENSAMIENTOS

1. Quiero


2. El club de los 27

LA INOCENCIA PERDIDA

1. Capítulo 1


2. Capítulo 2

sábado, 16 de julio de 2011

LA INOCENCIA PERDIDA. Capítulo 1

Eran las cuatro de la mañana cuando el teléfono empezó a sonar en el salón, me levante de la cama y a ciegas, entre la oscuridad, fui lo mas rápido posible para no despertar a nadie.
-         ¿Si? – contesté nada mas descolgar el auricular.
-         Hola ¿esta Julia? – contesto una voz de mujer al otro lado.
-         Si, soy yo. ¿Quién es?
-         Julia, soy tu tía Blanca.
-         Ah hola – a esa hora solo podían ser noticias malas - ¿le ha pasado algo a la abuela? – pregunte preocupada.
-         No, la abuela esta como un roble. Es – su voz se apagó – es tu padre.
-         Francisco, ¿qué ha hecho esta vez?
-         Julia, él se ha – su voz se resquebrajo y empezó a llorar – ha tenido un accidente con el coche.
-         ¿Cómo esta? – pregunte aun sabiendo la respuesta.
-         Se ha matado, ha muerto en el acto.
-         ¿Ha matado a alguien mas? – pregunte tajantemente.
-         No, se ha matado él solo, veo que no te interesa mucho él.
-         ¿Ahora me debería interesar? No le he interesado yo lo mas mínimo en toda mi vida, no esperes que me importe mucho. ¿Quieres algo mas, Blanca?
-         Si, llamo para decirte que lo enterraremos pasado mañana, por si quiere venir. A tu abuela le haría mucha ilusión verte, esta destrozada.
-         No se que haré, dime una cosa ¿la ha duplicada, triplicado o cuanto?
-         ¿El que?
-         La tasa de alcoholemia ¿cuánto ha dado?
-         La ha triplicado.
-         Vale, era todo lo que necesitaba saber.

Colgué el teléfono y vi ,en las tinieblas, la silueta de Urko entrando por la puerta, se sentó a mi lado en el sofá y apoyó su brazo protector sobre mis hombros.
-         ¿Qué ha pasado?
-         Era mi tía Blanca, mi padre ha muerto.
-         ¿Cómo estas cielo?
-         No lo se, ¿cómo se supone que tengo que estar? Llevo años haciéndome a la idea de que cuando esto pasara no iba a afectar a mi vida, pensaba que simplemente se iba a reducir a una llamada de teléfono y que después todos seguiríamos con nuestra vida. Pero ha llegado el momento y no se si llorar, reír no procede o si simplemente debería levantarme del sofá y volver a dormir. ¿qué hago? ¿vuelvo al pueblo? Vuelvo como si nada hubiese pasado finjo un rato y me vuelvo a mi casa o voy planto cara a mi pasado y reabro heridas que creía cerradas.
-         Yo no soy quien para dirigir tu vida, pero no estaría de mas que volvieses a ir, tienes demasiado asuntos pendientes en el pueblo como para obviarlos durante toda tu vida. No puedes fingir que todo aquello no existe, llegara un momento, o ya ha llegado, en el que tu pasado vuelve a ti.
-         No lo se, no se que hacer – me abracé las piernas.
-         Ahora lo que tenemos que hacer es irnos a dormir y mañana descansados pensamos en todo esto.

Urko se levanto del sofá, me cogió de la mano y me guió hasta el dormitorio, me tumbe en la cama, pero lo único que conseguí fue pegarme toda la noche dando vueltas, en cuanto el reloj marcó las ocho me levante y me fui a la cocina, me prepare un café y me senté en el taburete. No podía dejar de pensar en la llamada de la noche anterior y por consiguiente no tenia ni idea de que tenia que hacer. Por un lado debería volver al pueblo, tenía muchas cosas que arreglar allí y no me iría mal ver a la familia, además si las cosas iban mal siempre podía volver a desaparecer pero, por otro lado, tenía miedo a que los recibimientos no fuesen como me esperaba. Llevaba unos veinte minutos en la cocina pensando cuando Rafa apareció descalzo y con el pelo enmarañado.
-         No puedo dormir mas mama – dijo aun con las legañas pegadas a los ojos.
-         Buenos días cielo – lo cogí en brazos, le di un beso y lo senté en la encimera - ¿quieres desayunar?
-         Si.

Le prepare un tazón de leche y saque el paquete de galletas de chocolate que puse encima de la mesa, Rafa bajo de la encima y se sentó en otro de los taburetes, yo me volví a sentar en el mío.
-         ¿Cómo has dormido cielo?
-         Bien, pero hace mucho calor.
-         Ya lo se cielo. Escucha cariño mama igual se tiene que ir de viaje, ¿querrás quedarte en casa con Urko o prefieres ir a casa de la abuela Raquel?
-         Me quedo en casa con Urko, ¿dónde tienes que ir? – dijo tras engullir una galleta.
-         A un viaje de trabajo enano, pero volveré muy pronto ¿vale? – la decisión ya estaba tomada, volvería al pueblo.

Cuando Rafa terminó de desayunar metí los cacharros en la fregadera y los dos nos fuimos al salón, le puse los dibujos y yo cogí el teléfono y marque el número de mi madre.
-         Hola Juli ¿cómo estas? – preguntó al descolgar.
-         Bien mama, espero no haberte despertado.
-         No, llevo ya un rato levantada. ¿cómo esta Rafa?
-         Bien, esta viendo los dibujos. Tengo que hablar contigo mama.
-         ¿Qué pasa? – preguntó intrigada.
-         Anoche me llamo la tía Blanca, estaba llorando, Francisco a ha tenido un accidente con el coche y – trague saliva – se ha matado – dije esto ultimo susurrando a la espera de que Rafa no me oyese.
-         ¿Cómo estas cielo?
-         Pues no lo se, no se como tendría que estar la verdad. ¿tu? ¿cómo te ha sentado la noticia?
-         Pues después de tanto tiempo siento indiferencia, pero lo siento por la familia, no es plato de buen gusto para nadie.
-         Ya, el tema es que la tía me dijo que el entierro es mañana y creo que debería ir, además no me vendrá mal volver a ver a la gente y hablar con algunas personas. No se que hacer, ¿tu vendrías?
-         Pues no lo se Juli, yo no te voy a decir que hagas una cosa o la otra, haz lo que te quieras, lo que sientas y lo que te apetezca. Yo de momento, y mucho tendrían que cambiar las cosas, no pienso aparecer por allí.
-         Ya me imaginaba que no vendrías pero quería pedirte consejo con lo mío.
-         Si sientes que es lo que tienes que hacer ve, cielo. Si una vez que estas allí ves que la cosa no va bien y que no puedes estar allí vuelves aquí y sigues con tu vida. De todos modos, ¿cómo ha dado tu tía Blanca contigo? ¿tenía tu teléfono?
-         ¿Mi teléfono? Es verdad, yo no se lo he dado a nadie que tenga relación con la tía, no tengo la mas mínima idea de cómo lo ha conseguido pero ya me enterare. Bueno pues como voy a ir tengo que llamar a Xavi para que se haga cargo de los restaurantes el solo y Rafa me ha dicho que se quiere quedar en casa con Urko, así que échales un ojo de vez en cuando que no me fío de estos dos solos aquí.
-         Si vas al pueblo no te preocupes por nada, que aquí vamos a estar todos muy bien.
-         Ya lo se, la que no se si va a estar tan bien soy yo. Bueno te dejo que voy a hacer la maleta y como le de mas vueltas me echare atrás.
-         Vale cielo, ya hablaremos y me iras contando.
-         Adiós mama, te quiero – colgué el teléfono y mire a Rafa – cielo yo me voy a duchar, te quedas viendo los dibus tranquilo ¿vale?.
-         Si mama.

Salí del salón y recorrí el pasillo hasta el baño, deje el pijama en la encimera del baño y me metí en la ducha, puse el agua templada, me relaje unos diez minutos y salí de la ducha con la toalla enroscada en el cuerpo. Me metí en la habitación, Urko no estaba en la cama pero, de fondo, lo oí hablar con Rafa en el salón.
Me puse los vaqueros cortos y una camiseta de tirantes y me fui con ellos. Entre en el salón y le di un beso a Urko.
-         ¿Llevas mucho rato despierta?
-         No he pegado ojo en toda la noche. Cariño me voy a ir al pueblo, lo he pensado bien y voy a ir,
-         Me parece muy bien, haz lo que tu creas que tienes que hacer.
-         Termino de hacer la maleta en unos minutos y me voy. Rafa se quiere quedar aquí contigo ¿lo cuidas tu o lo llevas a casa de mi madre?
-         No, yo me quedo aquí con el, además esta semana no trabajo así que me quedo con el, no te preocupes.
-         Bueno, de todos modos si os pasa algo llama a mi madre que ya le he dicho que este atenta.
-         Julia, fíate de mi, que vamos a estar bien.
-         Muchas gracias – le bese y me fui a la habitación a hacer la maleta.

Baje la maleta del armario y metí un montón de ropa apretujada, ahora no tenía ganas de hacer la maleta, metí el cargador del móvil, la plancha del pelo y algún libro y una vez en el baño me hice el neceser. Unos minutos después ya tenia la maleta hecha, a rastras la lleve hasta el salón.
-         ¿Ya te vas mama? – me pregunto Rafa sentado aun en la alfombra.
-         Si cariño, me voy ya, tu te quedas con Urko, hazle caso en todo lo que te diga y si pasa algo me llamas al móvil a mi o llamas a la abuela ¿vale?
-         Si – se levanto del suelo y vino corriendo hacia mi, lo cogí en brazos y lo abracé.
-         Te voy a echar de menos – dije besándole la frente.
-         Te quiero mama.
-         Bueno, si te vas es mejor que salgas ya – dijo Urko cogiendo la maleta.

Los tres salimos a la calle y Urko metió la maleta en el coche, mientras yo me despedía de Rafa, me dio las llaves y un beso.
-         Te vamos a echar de menos – me dijo cogiendo a Rafa en brazos – ven, grandullón.
-         Te quiero, cuida de Rafa – dije besándole – y tu enano cuida de Urko – dije dándole un beso en la mejilla.
-         No te preocupes cielo, estaremos bien.

Yo me monte en el coche, me despedí y arranqué, apenas llevaba unos metros cuando mire por el retrovisor. Ellos seguían allí, de pie, en la acera despidiéndose.